El MERCOSUR constituye una política de Estado.
Así lo han proclamado todos los gobiernos a partir de su creación en 1991 mediante el Tratado de Asunción. Recordemos que en 1985 los presidentes democráticos de Argentina (R.R., Alfonsin) y de Brasil (J. Sarney) suscribieron la Declaración de Iguazú, sustituyendo la hipótesis de conflicto militar para establecer un espacio de paz y de integración, a la que se sumaron Paraguay y Uruguay. De tal forma, se ha llevado adelante este Acuerdo regional de integración económica por el cual los cuatro Estado manifestaron su voluntad para crear entre ellos un Mercado Común del Sur.
El Mercosur es un proyecto de la Nación Argentina y no pertenece a ninguno de los gobiernos que se suceden democráticamente en el país. Se trata de una política de Estado y, como tal, excede a los criterios circunstanciales de los gobiernos de turno.
Todos ellos deben velar por los intereses nacionales en la elaboración de las decisiones que se adoptan en el Mercosur.
En el art. 16 de Tratado de Asunción se establece que las decisiones serán tomadas por consenso, criterio que se reitera en el Protocolo de Ouro Preto de 1994 en el art. 37: «Las decisiones de los órganos del Mercosur serán tomadas por consenso y con la presencia de todos los Estados Partes».
Debe advertirse la diferencia entre «unanimidad«, que requiere el voto favorable de todos los miembros, del «consenso«, que se logra siempre que no medie oposición de alguno de los miembros. Por consiguiente, la ausencia o el silencio no impiden que se adopte una decisión válida atribuible al Mercosur.
De ahí la enorme gravedad que tienen las manifestaciones que efectuara el Sr. Secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Lic. en sociología Jorge Neme.
En la reunión comercial celebrada por videoconferencia el viernes 24 de abril 2020 con los demás miembros del Mercosur expresó que la Argentina se retiraba de la mesa de negociaciones con los terceros países (v.gr, Corea del Sur, Líbano, Canadá). Alegó que Argentina «no puede seguir negociando con el desastre que dejó el liberalismo», que «es mejor suspender hasta saber cómo será el mundo después de la pandemia», e invitó a los demás miembros del Mercosur a «avanzar en la política de soluciones jurídicas institucionales que permitan a ustedes, como países mayoritarios, que tienen intención de avanzar a un ritmo que nosotros no podemos acompañar, puedan hacerlo y la Argentina tenga oportunidad de evaluar en su momento la forma de sumarse». Agregó que «la Argentina no quiere ser un obstáculo para el resto de las naciones». Precisó que esta medida «supone modificaciones en el Tratado del Mercosur».
De tal modo, parece referirse a la reforma del art. 37 del Protocolo de Ouro Preto, en cuanto al quorum y al consenso.
En definitiva, en caso de haberse llevado adelante el temperamento propuesto por el Sr. Secretario Jorge Neme, Argentina habría dejado de actuar en esas negociaciones de los distintos intereses del Mercosur frente a muy diversos países, declinando sus atribuciones como Estado Parte del Mercosur, las cuales imponen deberes y otorgan derechos.
La posición expuesta oficialmente por el Secretario Jorge Neme ante los representantes de los demás Estados miembros en la reunión del Mercosur el 24 de abril debe suponerse que ha contado con el conocimiento y el aval del Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, ingeniero agrónomo Felipe Solá.
Todo ello pone en evidencia la inusitada gravedad de este proceder oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto que, frente al general rechazo hecho público por muy diversas instituciones, se ha visto obligada a dar marcha atrás, mediante una «Información para la Prensa nº 87/20».
Esta «Información» da cuenta que en la mañana 30 de abril se desarrolló una reunión de Coordinadores Nacionales del Mercosur por videoconferencia y «En la ocasión, la Argentina ratificó lo expresado en la videoconferencia del 24 de abril respecto de la necesidad de avanzar en la búsqueda de soluciones conjuntas que permitan a los países del bloque avanzar a ritmos diferenciados en la agenda de relacionamiento externo en la agenda de relacionamiento externo, teniendo en cuenta la situación económica interna de la Argentina y el marco internacional».
En consecuencia, resulta muy positivo que la Argentina vuelva a «la búsqueda de soluciones conjuntas» y de esa manera, aunque sin reconocerlo, se aparte de la posición expuesta oficialmente por el Sr. Secretario Jorge Neme.
Lo que nos queda de este grave episodio y paso en falso de la Cancillería es un fundado temor y una gran duda sobre la idoneidad de los altos funcionarios intervinientes en la cuestión planteada, para cumplir cabalmente en el futuro con la delicada e importante misión encomendada en razón de su cargo de defender los intereses nacionales.
Por: Dr. Ricardo Xavier Basaldúa, ex presidente del Tribunal Fiscal de la Nación y corredactor del Código Aduanero de la Nación
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