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El BID presentó un informe sobre oportunidades de la agroindustria para el crecimiento en América Latina

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Ante la necesidad de direccionar el crecimiento económico de los países de América Latina hacia un modelo inteligente, sostenible e inclusivo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha dado a conocer su informe sobre los retos y oportunidades que ofrece la agroindustria, a partir de un acuerdo mancomunado entre los sectores público y privado.

Con ese enfoque estratégico, la entidad realizó el pasado jueves (27.10.2022) un evento en su auditorio de la Ciudad de Buenos Aires para presentar casos de inserción en los mercados agroalimentarios internacionales.

“Una de las conclusiones del informe es la enorme oportunidad que tienen los países de América Latina y el Caribe de integrarse en las cadenas globales de valor”, señaló en el inicio Agustín Aguerre, representante del BID en Argentina. Explicó al respecto que la pandemia provocada por la COVID-19, la guerra de Rusia contra Ucrania y la inflación han perturbado las cadenas de suministro en industrias estratégicas, impactando directamente en la seguridad alimentaria. Expresó que los países, como las empresas, están buscando reorganizar sus cadenas hacia proveedores más cercanos para incrementar la agilidad y la resiliencia en los suministros. También, Aguerre destacó el momento que se ofrece a la agroindustria: la región ha mostrado fortaleza competitiva, pero todavía tiene retos para agregación de valor con transformación productiva, inclusión de productores pequeños y adaptabilidad al cambio climático.

Para ese fin, Ernesto Stein, representante del BID en México, encabezó la presentación de la investigación. Y desarrolló un hallazgo basado en la transformación de  estructura vertical, dentro del propio sector de agroindustria, aprovechando las oportunidades ofrecidas por las cadenas de valor agroexportadoras modernas.

“Integrarse en esas cadenas de valor no es fácil”, dijo Stein. Para esto se requiere que los  productores alcancen los estándares de calidad y cumplan con las condiciones comerciales impuestas por los compradores internacionales. También deben respetar las demandas específicas de los consumidores vinculadas con  un menor impacto  en  las  sociedades  y  el  medioambiente. Para que el sector privado prospere -Stein continuó- se demanda que los gobiernos cumplan con su rol, poniendo sobre la mesa los bienes públicos necesarios como infraestructura de caminos y de riego, acuerdos comerciales, control fitosanitario, investigación, extensionismo y financiamiento.

Debido a ello, el BID  analizó 30 casos de éxito, los cuales tienen seis estrategias de identificación  de valor  y tres modelos de organización de la producción. “No hay una receta única”, aclaró Stein. El informe detalla algunos ejemplos que van desde la miel orgánica producida con esquemas de comercio justo por cooperativas de apicultores de la ecorregión del Gran Chaco en Argentina, hasta los pequeños productores de mango orgánico de Nicaragua, cuya producción, a través de una empresa tractora, se inserta en las cadenas de valor de empresas como Happy Family (del grupo Danone) o Innocent Drinks (de Coca Cola).

Por su parte, Romina Ordoñez, especialista en la división de medio ambiente, desarrollo rural y manejo de riesgos de desastres naturales (RND) complementó la presentación del infrome con los desafíos ambientales y su relación con el sector agropecuario. Y consideró tres conclusiones en el marco de un contexto donde el cambio climático es acuciante: 1) Los modelos de producción de alimentos que tienden a reducir la huella ambiental se extienden en la región. 2) Las empresas agroexportadores pueden ser un agente de cambio relevante en esta transición hacia modelos productivos de bajo impacto ambiental. 3) La transición a modelos de producción más sostenibles tiene un costo inicial, que no todos los productores pueden afrontar. “Esto genera un espacio claro de oportunidad para que el sector público y los organismos internacionales apoyen con financiamiento, conocimiento técnico y divulgación este enfoque de políticas para la consecución de los objetivos clave”, cerró. 

Con énfasis en la manera en que las experiencias pueden mejorarse mediante
una mirada más integral y sistémica, el evento continuó con dos paneles diferentes: “Inserción internacional” y “Promoción del sector agroindustrial”, bajo la moderación de Juan Carlos Hallak (Investigador del CONICET en el Instituto Interdisciplinario de Economía Política) y Ana Basco (Directora de INTAL).

Los participantes convocados del sector privado argentino fueron Tatiana Malvasio, cofundadora de Kilimo; René Sayago, Gerente General de Desarrollo en Coopsol; Santiago Pendino, CEO de TT-Global y Martín Sackmann, Gerente de Innovación y Desarrollo Técnico en Los Grobo.

Expusieron, además, representantes del sector público nacional y provincial: Ariel Lucero (Ministro de Producción y Desarrollo Económico de San Juan), Diana María Guillén (Presidenta del SENASA) y Mariano Dante César Garmendia (Presidente del INTA). Fueron moderadores Juan Carlos Hallak y Ana Basco (Directora del INTAL).

En el marco del evento, hubo un «optimista» mensaje de cierre de Juan José Bahillo, Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

Así, el informe presenta una nueva y colaborativa estrategia para los encargados de formular políticas en América Latina; y transmite un sentido de urgencia y propósito del que han carecido hasta ahora y que actualmente es necesario. (Informe «Competir en agroindustria. Estrategias empresariales y políticas públicas para los desafíos del siglo XXI»)

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