Aunque el reconocido economista tucumano Ricardo Arriazu -referente habitual de foros empresariales y asesor de organismos internacionales- dijo ayer en un evento virtual que no estaba de acuerdo con la banda y tampoco con una devaluación, y Mario Blejer -ex presidente del Banco Central y figura clave durante la posconvertibilidad- había manifestado una postura similar la semana pasada, el Gobierno argentino decidió avanzar. Contra estas advertencias, decidió este viernes comenzar a desarmar el cepo e ir a un sistema de bandas entre $1.000 a 1.400, nivel máximo al que venderá dólares obtenidos a través del nuevo acuerdo con el FMI.
También se eliminó el dólar blend -una exigencia del FMI-, lo que implica, que ahora las exportaciones se liquidarán completamente por el dólar oficial, que nadie puede asegurar cuánto será el lunes ni durante toda la semana. Y como es habitual, la incertidumbre complica las exportaciones. Podríamos estimar que debería ser mayor a $1.096 -dólar oficial-, aunque el viernes liquidaba 80% al oficial y 20% al dólar contado con liquidación, algo así como 1.150 pesos. Por eso, para que el nuevo esquema sea una ventaja para los exportadores, desde el lunes, la cotización debería ser mayor que ese monto.
Para los importadores se modificaron los plazos de pago. A partir de las nuevas medidas, lo operadores podrán pagar desde el día del registro de la importación (antes eran 30 días después), mientras que aquellas empresas que tienen el certificado Mipyme podrán pagar desde la fecha del embarque en origen, o sea en el caso de China hasta 50 días antes de la importación.
En cuanto al ciudadano de a pie, se elimina el límite para la compra de dólares y también el impuesto que encarecía ese acceso. Sin embargo la carga impositiva sigue para compras con tarjetas y turismo. Por esta vía se fueron más de 2.000 mil millones de dólares por mes en enero y febrero, y este llamado dólar “tarjeta” podría irse hasta $1.820.
Devaluación significa más inflación
Si el dólar abre el lunes por arriba del nivel actual, sería claramente una devaluación, lo que implicará una mejora del tipo de cambio para los exportadores, que estaban golpeados por un tipo de cambio atrasado. Los últimos días , muchos de ellos habían parado sus liquidaciones esperando un salto en el tipo de cambio, y esto puede mejorar la liquidación. A mediano plazo,esto podría aumentar las exportaciones y las liquidaciones.
Aunque un tipo de cambio más alto mejora tanto la competitividad como los precios internos de los productos que Argentina exporta -como la carne, el maíz, el trigo, el vino, la miel, y un largo etcétera- lo cierto es que una devaluación en la historia reciente ha venido acompañada por un salto inflacionario. El anuncio llega,además, justo el mismo día que se dio a conocer un índice inflacionario de 3.7% para marzo que marcó una curva ascendente considerando los indicadores de enero y febrero.
Un dólar más cercano a 1.400 puede motivar la liquidación de dólares del agro y la venta de soja retenida en espera de una mejor cotización. En el caso de las importaciones, si se mantuviera el dólar en torno a ese valor, no sería un gran cambio porque muchas empresas ya venían importando a un valor dólar MEP parecido a ese valor.
Guerra comercial
El contexto internacional marca que la guerra comercial llegó para quedarse, aunque por ahora en el ring están subidos solo los dos grandes jugadores: Estados Unidos y China. Aunque este enfrentamiento se limite a estos dos países, se prevé una caída en el comercio global y un debilitamiento de exportaciones e importaciones. El peor escenario, en este sentido, era mantenernos con un dólar atrasado, mientras China necesita vender sus excedentes que ya no puede vender en el mercado de Estados Unidos.
Conclusiones
Mucho dependerá de la reacción del mercado la próxima semana. Salir del cepo -algo existente sólo en países con escaso crecimiento y perspectivas- sigue siendo esencial para normalizar la economía. De alguna manera hay que salir de ese sistema, que solo existe en unos pocos países del mundo.
El otro tema es que el dólar está atrasado y dificulta exportaciones, promoviendo importaciones. Para corregir esta disparidad, se necesitaría un aumento en la inflación, un costo que habría que asumir. En resumen, se trata de dos acciones a la vez: flexibilizar el cepo y mejorar el tipo de cambio, aunque será con más inflación y golpe al bolsillo. El resultado final dependerá de otras acciones, como el escenario global, mantener los superávits y las reacciones del mercado.
El autor es Especialista en Comercio Internacional, con una sólida formación académica y experiencia en el campo. Además, se desempeña como docente universitario en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y la Universidad Católica de Córdoba (UCC), donde imparte conocimientos sobre comercio internacional, políticas aduaneras y temas relacionados.