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La empatía y el desafío de romper los estereotipos en el comercio internacional

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Será esta una columna que al lector le parecerá extraña y quizás crea, por algunos segundos, que el link lo ha dirigido a un sitio de autoayuda. Pero no se ha equivocado ud. La intención es precisamente invitar a reflexionar a los lectores acerca de la necesidad de que el diálogo público – privado, entre los operadores de comercio internacional y las autoridades gubernamentales, en particular, las aduaneras, adopte enfoques que consideren la empatía con las posturas y necesidades del otro, y nos atrevamos a romper estereotipos añejos y que no ayudan al desarrollo del comercio internacional en la región.

Para esto me ayudaré con una pequeña historia personal. Trabajé por casi 20 años en la Aduana de Chile, en la cual desarrollé mi carrera y adquirí mis escasos conocimientos. Cuando dejé la Aduana, y me integré al mundo privado, asistí a muchas reuniones y seminarios. Uno de ellos en particular, trataba sobre el liderazgo en el sector empresarial. En algún momento del seminario, escuché al facilitador preguntarle a la audiencia, compuesta por muchos empresarios, que opinión tenían de los funcionarios de aduanas…la respuesta no me sorprendió: flojos, burócratas, obstaculizadores y hasta corruptos. Las opiniones me dolieron, yo soy aduanero. Y a riesgo de ser expulsado del seminario, levanté mi mano, y pregunté, ¿y ustedes saben lo que opinan los funcionarios de aduanas de los empresarios del comercio internacional? Silencio… Y respondí: que son tramposos, que siempre quieren evitar pagar los impuestos, corruptos. Nadie dijo nada y temí por mi integridad, pero agregué, si acá se están formando líderes y si queremos que nuestros países progresen, debemos partir por romper con estos estereotipos que cargamos, de uno y otro lado, porque así avanzamos muy poco. 

Y es que para que el diálogo que, promueve la OMC a través de los Comités de Facilitación de Comercio, o la OMA con el Pilar II del Marco SAFE, Aduanas – Sector Privado, sea productivo y útil, debe partir por los que se sientan a la mesa, intenten liberarse de los estereotipos, y si fuésemos más ambiciosos, intentar establecer un diálogo empático, es decir, con la disposición a ponerse en el lugar del otro, no solo para entender sus intereses sino sus necesidades, y esto aplica tanto para el sector público como privado. Si los comités, comisiones, reuniones, solo sirven para escuchar formalmente los requerimientos de uno y otro, no estamos haciendo bien el trabajo.

Cuando las Aduanas, utilizan el mecanismo de publicación de la normativa antes de la entrada en vigor de la norma, pero el tiempo para hacer comentarios es demasiado breve y no hay una verdadera disposición a escuchar y entender las necesidades del sector privado, no se cumple el objetivo real de este instrumento, que tanta legitimidad le puede dar a las nuevas regulaciones.

Sé que suena raro esto de la empatía en un mundo cargado de tecnicismos, reglas y procedimientos, pero a lo largo de los años, me ha tocado constatar demasiadas veces que, frente la inexistencia de un diálogo franco y empático, se producen discusiones bizantinas; se derogan decretos que no pudieron aplicarse; se acude a instancias judiciales o constitucionales para paralizar la aplicación de un reglamento; nos llenamos de sanciones y multas que encarecen los procesos; y finalmente los usuarios se ven perjudicados por un sistema que no avanza en una modernización profunda.

Obviamente, el generar un diálogo empático y romper con los estereotipos no es un ejercicio sencillo; y requiere habilidades diferentes, y mecanismos que nos permitan generar confianza y conocimiento entre las partes. Y entonces instrumentos como el OEA, las resoluciones anticipadas, la publicación de la normativa, el uso de un lenguaje claro y preciso en las normas, un sistema sancionatorio basado en el principio del debido proceso, entre otros instrumentos nos ayudan a generar espacios de confianza mutua, pero resultan insuficientes, y podrían ser solo formalidades, si el cambio no se genera a nivel más profundo.

Estos temas, pocas veces tocados, en la relación público privada, debiesen ser abordados en el diálogo que mantienen los privados con el sector público, especialmente en una época, que nos está tocando vivir, demasiado crispada por sus discursos agresivos y medidas comerciales unilaterales, que no han sino debilitar el sistema multilateral de comercio, que para los países de nuestra región resulta vital.

Por eso, esta columna pretende llamar la atención, tanto de los operadores privados como de los funcionarios de las aduanas, para que cuando la próxima vez se sienten en una mesa técnica, podamos generar un diálogo, que no solo tenga en cuenta la norma, los costos y los tiempos, sino darnos la oportunidad de ponernos en lugar del otro, y así ir generando liderazgos diferentes que permitan el desarrollo del comercio internacional en la región.

Abogado, Master en Derecho Internacional de la Universidad de Heidelberg. Trabajó por casi 20 años en la Aduana de Chile ocupando diversas responsabilidades. Experto acreditado de la OMA y es árbitro/panelista frecuente de la OMC. Es profesor en diversas Universidades y autor de diversas publicaciones en materia de aduanas y comercio internacional. Es Presidente del Instituto Chileno de Comercio Internacional, y actualmente es Director de Asuntos Regulatorios y Aduaneros de DHL para Centro y Sudamérica.

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