Aduana News: ¿Cómo imagina el desarrollo de las exportaciones argentinas para el año 2003 ?
Respuesta: El Gobierno ha venido trabajando durante este año en el diseño y la implementación del Plan Estratégico Productivo Nacional, en el que las exportaciones son un componente decisivo pero integrado con la recuperación en el corto plazo y con las exigencias de modernización y de asegurar condiciones más permanentes de crecimiento, en el mediano y largo plazos. Desde ya pensamos que las exportaciones van a crecer significativamente en 2003, como lo planteamos en el proyecto de presupuesto enviado al Congreso Nacional, en el que estimamos un aumento en las ventas externas en términos reales de 5,2% con respecto a las de este año.
Pero lo más importante es que aplicamos una visión estratégica, de futuro, en un sector en el que en los últimos 35 años no se dedicó un gran esfuerzo, tanto en el país como en la región, pese a que se ha contado con condiciones favorables en términos generales. Nuestro país no sólo necesita aumentar las ventas al exterior. Hace falta, entre otras cosas, diversificar productos y mercados, y desarrollar planes estratégicos para sumar al perfil exportador bienes industriales, agro industriales y de servicios, en ramas en las que existen ventajas comparativas y competitivas. Es necesario también integrar la producción de partes, piezas e insumos con la comercialización, desarrollar un mercado interno activo y exigente, servicios con calidad y precios competitivos, recursos humanos bien capacitados e infraestructura apropiada. Además, las condiciones cambiarias deben ser flexibles, para evitar que los aumentos de productividad se conviertan en pérdidas de competitividad, por la sobrevaluación excesiva de la moneda nacional; y también deben ser adecuadas las estructuras de financiamiento, regulaciones e impuestos. En estos meses el Gobierno firmó tres acuerdos por ventas al exterior muy importantes para la industria automotriz, con Brasil, México y Chile, que abren posibilidades de exportar más de 150.000 autos anuales. Además, se firmó un acuerdo por un préstamo del BID para financiar el programa de Pasos Fronterizos y Corredores de Integración, que dan a la Argentina fluidez en la salida al Pacífico y mejores vías terrestres con todos los vecinos del Mercosur ampliado. Se han logrado avances significativos en el intercambio comercial con China, el principal socio de Argentina en el sudeste asiático. En agosto pasado se firmaron con ese país acuerdos que favorecen el comercio de lácteos y carne aviar y se abrieron conversaciones para diversificar el intercambio. Con una visión de futuro, en el Ministerio de Economía, el de Producción y la Jefatura de Gabinete, estamos trabajando en tres áreas que tienen influencia directa en el perfil exportador y mucho potencial de crecimiento en el corto y mediano plazos. Adicionalmente el presidente presentó el programa Argentec, en el que proponemos el desarrollo de la industria del software, un sector en el que la Argentina dispone de un capital humano similar al de los países desarrollados y que puede alcanzar en dos años exportaciones no menores a U$S 200 millones, tasas de crecimiento de entre 15 y 20 % anual y crear directa o indirectamente de 10 a 15.000 puestos de trabajo. El segundo programa es el de desarrollo de la cadena de valor en el uso de gas como combustible, un área en la que la Argentina ha logrado una ventaja competitiva muy importante. Hoy nuestro país es el primer exportador mundial de paquetes llave en mano de equipamiento para estaciones de servicio, de equipos de conversión de nafta a gas y de cilindros. Actualmente se exportan 85 millones de dólares por año, pero con un plan estratégico de cambio en la demanda energética interna y desarrollo exportador se pueden lograr ventas por U$S 1.000 millones anuales hacia 2007, más U$S 1.500 millones adicionales por la exportación de petróleo y derivados que se liberarían en el consumo interno. El tercer programa se refiere al financiamiento y tiene incidencia en general en todo el comercio exterior. Estamos trabajando en la creación de mecanismos no tradicionales de financiamiento, como los fideicomisos, para apoyar las diversas fases de la producción y comercialización de bienes, en algunos casos con orientación específica a los sectores que mencioné antes. Queremos resolver el problema de la falta de financiamiento provocada por no haber abandonado el régimen de convertibilidad a tiempo y como consecuencia de las operaciones de ingeniería que se ensayaron para sostenerlo pese al evidente descalabro de la economía real y que han provocado el sobreendeudamiento de la Argentina. La actual situación le resta fuerza al potencial exportador, por eso es que además de la necesidad de poner orden en la situación muy caótica de comienzos de año, y de recuperar la confianza para fortalecer el sistema financiero, el Gobierno se fijó como una de las prioridades lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que permita construir mejores relaciones financieras con el mundo. Eso nos abriría la posibilidad de acceder a programas de financiación de exportaciones, mediante esquemas de garantías para depósitos ligados a operaciones de comercialización, a través de la Corporación Financiera Internacional o el Banco Interamericano de Dearrollo (BID), que convertirían las buenas perspectivas en metas reales.
Aduana News: ¿Qué opina de la integración con el ALCA y qué implicancias podría tener para el país?
Respuesta: Las condiciones en el comercio mundial han variado significativamente y refuerzan los dos espacios en los que nuestro país tiene conversaciones con los Estados Unidos en materia comercial: La reunión llamada 4 más 1 –los países del Mercosur con Estados Unidos–, y la negociación continental a nivel del ALCA. Una noticia muy importante en ese sentido es que el 15 de febrero de 2003 los representantes de los 34 países miembros de esta área comenzarán a negociar la apertura concreta de los mercados. No son menos significativas las propuestas de liberalización agrícola de Estados Unidos a la Organización Mundial del Comercio y el hecho de que el presidente norteamericano puede ahora negociar este tipo de tratados de libre comercio. En nuestro país y en el Mercosur, que creemos debe ser la palanca de una integración activa en estas negociaciones, tenemos la decisión de avanzar rápida y firmemente en materia de liberalización comercial en el ámbito del ALCA y de la Organización Mundial del Comercio, y en otras negociaciones como la de Mercosur México o con la Unión Europea. La eliminación de barreras comerciales en el mundo desarrollado abre el camino a relaciones comerciales más francas y equilibradas y es la mejor forma de aprovechar el mercado mundial como herramienta para lograr crecimiento genuino en nuestros países, evitando tener que recurrir a la asistencia financiera permanente que ayudó en estos años a profundizar las desigualdades en el desarrollo.
Aduana News: ¿Qué previsiones existen con respecto a la balanza comercial de 2002?
Respuesta: Creemos que el resultado va a ser altamente favorable debido a la fuerte caída en las importaciones, pero con un nivel de exportaciones que creció pese a la dificultades de financiamiento; ya en octubre hemos tenido el dato de que el nivel de exportaciones muestra un 2% de crecimiento en la comparación interanual. Estamos en un nivel de superávit comercial de U$S 11.000 millones en el período enero – septiembre. Esto está muy cerca de lo que estimamos en el proyecto de presupuesto al Congreso, con $43.684 millones de superávit de balanza comercial previsto para todo el año. Hay un dato que es importante señalar: además de una recuperación significativa de las ventas, se han incrementado las dirigidas extra Mercosur, hacia terceros mercados, entre los cuales se destacan particularmente el Nafta y la Unión Europea. Esto es importante porque viendo las cifras del año 2000 había déficit comercial en varios sectores con las distintas regiones del mundo.
Aduana News: ¿Qué sectores productivos han mejorado o se han reactivado con el tipo de cambio alto?
Respuesta: El cambio de los precios relativos benefició fundamentalmente a las actividades vinculadas al campo y a las industrias del complejo agropecuario, además de las ventas de petróleo y sus derivados, que ya tenían buenos precios internacionales. La devaluación ha sido beneficiosa para producciones primarias regionales que hasta entonces estaban prácticamente paralizadas, como el azúcar, el algodón, las peras y manzanas, los vinos; u otras producciones que tenían un buen nivel de ventas, como limones y miel. La devaluación también potenció otros factores favorables, como la extraordinaria cosecha de soja de este año, atenuada por una baja en la de girasol. En el caso de la ganadería incidieron dos factores contradictorios. Por un lado las buenas perspectivas para la producción de oleaginosas, fundamentalmente la soja, llevó a muchos productores a destinar más campos para esa explotación relegando los utilizados para el ganado; pero el aumento de la cuota Hilton para las ventas de carne al mercado europeo, logrado a comienzos de año en una gestión mientras era embajador ante la Unión Europea, y la recuperación de la condición de país libre de aftosa fueron muy beneficiosos para este sector. De hecho, la industria agroalimentaria que es la más exportadora, registró mejoras significativas en particular en la producción de aceites y en los frigoríficos, algunos de los cuales volvieron a la actividad después de años de estar cerrados o trabajando en muy bajos niveles de producción. En el resto del complejo industrial se da una situación variada. Por ejemplo, la sustitución de importaciones ha permitido mejorar la actividad en las textiles, papel, metalmecánica y metálicas básicas. Mientras que la industria química se benefició porque por su capacidad instalada pudo atender una mayor demanda de agroquímicos en el mercado interno y tener saldos exportables. En general, en términos de sectores, el 70% de las actividades ha registrado mejoras en los últimos meses.
Aduana News: Una reflexión final…
Respuesta: Los últimos años nos han permitido a los argentinos algunos aprendizajes, que desde nuestro punto de vista nos dicen al menos dos cosas. Una es que el tipo de cambio importa cuando uno habla de estructura productiva y de exportaciones en un país, e importa por lo menos de dos maneras. Si la moneda nacional está fuertemente sobrevaluada no hay ningún cambio estructural lo suficientemente rápido y fuerte como para compensar la pérdida de competitividad. En otros términos, el desfasaje cambiario se come los aumentos de productividad y va sesgando el comercio hacia un grupo reducido de bienes en los que las ventajas comparativas y competitivas son fuertes para compensar el desajuste cambiario. En el otro extremo, si la moneda nacional está fuertemente subvaluada, como sucede actualmente, hay una transferencia al exterior de parte de la rentabilidad con la baja de precios en dólares o en otras monedas duras, y hay una desatención de la productividad. En otras palabras, la subvaluación del peso falsea el grado de competitividad de la economía. La segunda constatación que creo que puede hacerse es que el tipo de cambio no es todo. Y basta en ese sentido mirar nuestra realidad para advertir el enorme peso negativo que tiene sobre la actividad exportadora la interrupción del financiamiento que vivimos actualmente y el efecto no menos negativo que surge de la debilidad del mercado interno que nos viene azotando desde 1995. Un mercado interno fuerte, exigente y hasta en alguna medida, diría, sofisticado, es una base fundamental para que un país tenga una política exportadora activa y exitosa. El actual plan económico intenta dar respuesta a estas constataciones para aprovechar las buenas perspectivas por la salida de la convertibilidad, con algunas definiciones centrales que orientan la acción. Una vez superada la sobrerreacción inicial en materia cambiaria, nuestro patrón de referencia deberá ser la evolución ponderada de la competitividad y de las productividades relativas de nuestros socios comerciales y no una sola moneda y, menos aún, aquella que tiende a valorizarse. En el plano interno, serán muy importantes los consensos que se pueden alcanzar entre los diferentes sectores y esto es parte del espíritu y del diseño del Plan Estratégico Productivo Nacional, que plantea la formación de comités consultivos para asociar al Estado y al sector privado en torno a fines comunes, como ya ocurre y con muy buenos resultados en la industria de la construcción. Se integran así a la estrategia exportadora las potencialidades y necesidades de cada sector de actividad y de cada región del país. Esto último con la consecuente mejora en la posición de provincias que tienen un muy bajo volumen de ventas al exterior –como Formosa, Santiago del Estero, Jujuy, Corrientes o La Pampa– o el equilibrio en la relación entre ventas y producto bruto provincial en casos en los que las exportaciones son poco relevantes –como en Formosa, Corrientes, Jujuy o San Juan–. Provincias que además de ser afectadas por crisis de precios como el de la fibra de algodón en la segunda mitad de los 90, deben vivir de la asistencia nacional, por mérito de este desarrollo irracional que alcanzó la Argentina, sin resolver nunca los profundos déficits económicos y sociales. Pero los argentinos no sólo debemos aprender de los errores; también hay aciertos que es necesario tener en cuenta para dar continuidad a las visiones estratégicas fundamentales para lograr el desarrollo. Un ejemplo es el acuerdo con Brasil de 1986, hoy ampliado al Mercosur, que fue una pieza clave para la creación de un mercado interno ampliado que permite la búsqueda de una inserción activa en el comercio mundial. Otro fue la decisión de Juan Domingo Perón, en 1974, de impulsar la soja en la producción agropecuaria nacional. Durante toda la década del 90 este cultivo permitió aprovechar las mejores condiciones técnicas y climáticas de la Argentina y una rentabilidad superior respecto de las demás alternativas. Hoy encabeza la producción de oleaginosas – el 88% del volumen producido en campaña 2001 – 2002 -, y representa el 44,4 % de la producción total de cereales y oleaginosas del país.
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