En un mundo interconectado y en constante evolución, las fronteras se enfrentan a desafíos cada vez más complejos. Los encargados de garantizar la seguridad fronteriza no solo deben lidiar con el incremento del comercio internacional, sino también con una creciente diversidad de amenazas. Estas van desde el tráfico ilícito y la manipulación de sustancias químicas peligrosas hasta patógenos capaces de generar crisis sanitarias a nivel global. Además, se suman riesgos tradicionales como explosivos y armas, lo que exige soluciones innovadoras para responder eficazmente.
En este contexto, la tecnología surge como un aliado crucial. Durante la reciente Conferencia de la Organización Mundial de Aduanas (OMA) celebrada en Brasil, Oshiorenoya Eghierua Agabi (Osh), científico americano nigeriano y fundador de Koniku, presentó un avance para contribuir a la seguridad en las fronteras. Su empresa pionera en biotecnología sintética con sede en California ha desarrollado un dispositivo que combina células vivas y silicio para detectar olores a escala planetaria, con aplicaciones que prometen revolucionar la seguridad fronteriza.
Avanzando hacia un futuro de seguridad sin contacto
Osh Agabi comentó a Aduana News que «La tecnología desarrollada tiene la capacidad de detectar múltiples compuestos de manera simultánea mediante un dispositivo tan compacto que puede integrarse perfectamente con la infraestructura circundante». Además, detalló: «Esta tecnología es capaz de identificar olores de drogas, explosivos, productos químicos peligrosos, contrabando, y amenazas químicas y biológicas en el aire, sin requerir contacto físico». Y añadió: «Es posible desplegar múltiples dispositivos interconectados dentro de un área de escaneo, formando una red de procesadores de olores, lo que devuelve el control de la iniciativa a los agentes de aduanas o de seguridad».
La compañía asegura que el nuevo dispositivo mejora significativamente la detección en comparación con los métodos tradicionales. Según el director de Koniku, «esta tecnología se diferencia de los enfoques convencionales, que generalmente dependen del contacto físico, espectroscopía y técnicas similares». Además, manifestó su extraordinaria sensibilidad, subrayando que «es una innovación que fusiona biología sintética e inteligencia artificial para detectar explosivos en el aire, incluso a concentraciones de partes por billón, a una distancia de hasta un metro de la fuente». Su capacidad es tan avanzada que puede identificar fentanilo en concentraciones tan bajas como 0,017 nanogramos por mililitro, lo que equivale a la cantidad de dos granos de arroz disueltos en una piscina olímpica, todo ello en menos de 10 segundos.
Este sistema innovador de Koniku, que integra células vivas, ofrece una amplia gama de beneficios prácticos y económicos para usuarios como las aduanas y agencias de seguridad. En las palabras de Agabi: «Esta tecnología tiene un costo significativamente inferior en comparación con los dispositivos tradicionales de su clase. Además, permite a las agencias realizar predicciones precisas al aprovechar de manera inteligente los datos disponibles».
Actualmente, este avance ya está siendo utilizado con éxito en aeropuertos, industrias de alimentos y bebidas, así como en el ámbito de la seguridad química. Sin lugar a dudas, la solución de Koniku respalda los esfuerzos de las aduanas para garantizar las cadenas de suministro seguras, marcando un importante hito en la modernización de los sistemas de control fronterizo.
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