Introducción
La reflexión de hoy surge a raíz del sorpresivo anuncio del expresidente Trump sobre un arancel del 100% a todas las películas producidas en el extranjero. En una publicación en redes sociales, justificó la medida por razones de seguridad nacional e instruyó al Representante Comercial de los Estados Unidos a iniciar la imposición de aranceles sobre “todas y cada una de las películas” producidas fuera del país.
Esta decisión genera importantes preocupaciones jurídicas y comerciales, especialmente dentro del marco normativo de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En el centro del debate se encuentra la Decisión 4.1 del Acuerdo de Valoración en Aduana (AVA) de la OMC (Valoración de Soportes que Contienen Software para Equipos de Tratamiento de Datos), junto con la Declaración sobre Comercio Electrónico Global, que estableció la prolongada moratoria sobre derechos de aduana aplicables a transmisiones electrónicas, como el streaming.
Distinción comercial entre bienes y servicios
Estados Unidos —antiguo defensor clave de la liberalización del comercio digital— ahora se posiciona en el lado opuesto, cuestionando las normas que ayudó a crear. Durante décadas, los miembros de la OMC han postergado el necesario pero complejo debate sobre la distinción entre bienes y servicios en la era digital. Es irónico, asombroso y hasta entretenido que sea ahora Estados Unidos quien desafíe un sistema que durante tanto tiempo defendió.
Incluso antes del AVA de la OMC, la cuestión sobre cómo valorar los medios intangibles ya se debatía en el marco de la Definición de Bruselas del Valor (BDV). La cuestión era tan simple como profunda:
¿Deberían las autoridades aduaneras aplicar aranceles a bienes digitales?
La Decisión 4.1 de la OMC, adoptada en 1984, ofreció una respuesta pragmática —al menos en su época—. Aclaró que el software grabado en soportes físicos, como cintas magnéticas o discos, podía ser valorado por separado del soporte físico:
“Para determinar el valor en aduana de los soportes que contienen datos o instrucciones, solo se tendrá en cuenta el costo o valor del soporte físico en sí. El valor en aduana no incluirá, por tanto, el costo o valor de los datos o instrucciones, siempre que se distinga del costo o valor del soporte.”
Sin embargo, la Decisión también fue clara en un punto esencial: las grabaciones cinematográficas, sonoras y de video quedaron explícitamente excluidas de ese tratamiento preferencial. Es decir, según la OMC, las películas no deben tratarse como software y están plenamente sujetas a valoración aduanera cuando se importan en formato físico:
“La expresión ‘datos o instrucciones’ no incluirá las grabaciones sonoras, cinematográficas ni de video.”
Además, la declaración del Presidente del Comité al momento de adoptar la Decisión 4.1 añadió una observación visionaria: los derechos de aduana se vuelven irrelevantes cuando los datos se transmiten digitalmente—una predicción acertada en esta era de streaming global.
Moratoria Arancelaria sobre el Comercio Electrónico (Servicios de Streaming)
Este principio de no imponer aranceles sobre transmisiones electrónicas fue reafirmado durante la Conferencia Ministerial de la OMC en Ginebra en 1998, donde los miembros adoptaron la famosa moratoria sobre el comercio electrónico, comprometiéndose a no gravar las transmisiones digitales:
“Sin perjuicio del resultado del programa de trabajo ni de los derechos y obligaciones de los Miembros conforme a los Acuerdos de la OMC, también declaramos que los Miembros continuarán con su práctica actual de no imponer derechos de aduana sobre transmisiones electrónicas.”
En términos simples, una película transmitida digitalmente desde el extranjero no está sujeta a aranceles, mientras que la misma película importada en DVD o disco duro sí puede ser gravada.
Esa diferencia creó un poderoso incentivo para que los servicios de streaming conquistaran los mercados globales, impulsando el crecimiento de plataformas como Netflix, Amazon Prime y Disney+.
Conclusión: ¿Aranceles al Streaming?
La propuesta del presidente Trump amenaza con desmantelar este frágil equilibrio. Cabe destacar que no se trata aquí de defender el sistema actual, sino de reflexionar sobre los desafíos que se avecinan para el streaming digital y las posibles violaciones a los compromisos de la OMC.
Cada día trae consigo nuevos desafíos a las viejas certezas. Pero pocos habrían imaginado que Estados Unidos sería quien lideraría el ataque contra las reglas que él mismo escribió.
El autor es Consejero del CARF (Consejo Administrativo de Recursos Fiscales), Doctor en Derecho del Comercio Internacional, Profesor, Especialista de la OMA y ex Oficial Técnico, así como ex Agregado Tributario y Aduanero.