Investigadoras aportaron un estudio de lo más actualizado de la literatura y las consultas sobre un tema crucial: el comercio agroalimentario en América Latina y el Caribe (ALC). Ver el reporte del BID y FAO nos aporta lo más importante: qué podemos hacer para potenciar cuantitativamente las exportaciones y contribuir a la seguridad alimentaria mundial.
Conforme al estudio, publicado esta semana, ALC no sólo es origen de un 15% de las exportaciones globales de agroalimentos, sino que es exportadora neta. Los agroalimentos constituyen el 24,4% de sus ventas al exterior y el 9,5% de sus importaciones (datos de 2021). Esto evidencia sus capacidades para producir la cantidad de sustento suficiente para satisfacer sus necesidades y proveer al mundo.
Lo que muestra el reporte. «Se destaca la heterogeneidad entre subregiones de ALC». En este sentido, los países sudamericanos −con excepción de Venezuela− son los exportadores netos de productos agroalimentarios. Aquí, el mayor exportador neto de productos agrícolas es Brasil. Aunque, Argentina, México, Ecuador, Chile, Paraguay, Uruguay y Perú registran saldos positivos. De esto, Argentina es el único país que cuenta con un saldo positivo en todos los principales rubros agropecuarios.
Respecto a las exportaciones agroalimentarias, en 2021 un 14,8 % tuvo destino intrarregional. Gran parte del comercio intrarregional de alimentos tiene lugar en el marco de procesos de integración como el Subsistema de Integración Económica y la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).
Adicionalmente, ALC es origen del 40 % de las importaciones agroalimentarias de la región en 2021. A esto se suma que el nivel promedio del arancel de las naciones más favorecidas (NMF) que aplican las economías de ALC a los productos agrícolas es del 13,9 % y casi duplica el de los no agrícolas (7,2 %), aunque existe heterogeneidad entre países.
Por otro lado, la liberalización del comercio agroalimentario ha avanzado de forma heterogénea en la región.
Lo que el reporte encontró. La publicación expone los principales productos con potencial de expansión comercial intrarregional. En este punto, los cereales son el sector que ofrece más oportunidades en términos del tamaño del mercado (14 900 millones de USD) y el tercero según la cantidad de combinaciones de origen-destino-producto. Se destacan maíz, trigo y morcajo, arroz y cebada. Siguen en importancia residuos de la industria alimenticia y carnes.
En relación a lo anterior, el mayor potencial corresponde a posibles importaciones de México desde países del MERCOSUR, principalmente maíz, y pellets de soja, trigo entre otros). México representa entre el 30% (Brasil) y el 58% (Argentina) del valor del mercado potencial identificado para los miembros del bloque. «Estos países son exportadores de algunos de los commodities más relevantes en las importaciones de ALC, y Argentina y Brasil ya son proveedoras importantes de diversos productos en ciertos países de la región». El estudio señala la relevancia del resto de Sudamérica como mercado potencial para el MERCOSUR.
Sin embargo, hay limitaciones encontradas para incrementar las exportaciones intrarregionales de agroalimentos del MERCOSUR. Primero, la infraestructura de transporte; segundo, la desventaja del MERCOSUR frente a competidores es especialmente relevante en México, Centroamérica y el Caribe. Tercero, las estrategias se destinan a la venta en los mercados más dinámicos extrarregionales (India, China, países de África Subsahariana).
Lo que se necesita hacer. El reporte recomienda a los gobiernos una visión hacia dónde orientar la acción.
En ese sentido, pone en evidencia la necesidad de la cooperación para mejorar la red de acuerdos intrarregionales ya que, para las empresas consultadas, la negociación y profundización de estos acuerdos comerciales se ubica en primer lugar entre las acciones que deberían ser adoptadas por los gobiernos para promover el comercio entre países de la región.
Otro aspecto fundamental que plantea el informe es mejorar los costes de transporte y logística, que sobresalen como determinantes de los países con los cuales se comercia, y “un 42 % de las empresas consultadas destacó la necesidad de que se realicen inversiones en infraestructura”.
Asimismo, el siguiente aspecto mencionado es que “se requieren acciones vinculadas a la facilitación y eliminación de barreras no arancelarias”. En esta línea, la reducción de obstáculos burocráticos en origen, la negociación de acuerdos sanitarios y fitosanitarios, favorecer la interoperabilidad de los sistemas aduaneros nacionales y avanzar en el reconocimiento mutuo de los operadores económicos autorizados, entre los temas que deberían ocupar un lugar prioritario en la agenda.
Otra de las recomendaciones del informe es tener consideración hacia las pequeñas y medianas empresas (PyMES) y otros actores de menor escala para quienes es más difícil participar en el comercio internacional por su menor capacidad productiva, su infraestructura y la posibilidad de sostener la oferta en el tiempo.
Finalmente, la investigación afirma que para tales acciones se “debe necesariamente contar con la voluntad de los gobiernos al más alto nivel e involucrar al sector privado, la cooperación internacional y la asistencia técnica y financiera. La cooperación de los organismos multilaterales y regionales debe jugar un rol clave en ese sentido”.
¿Cómo seguir profundizando en el tema? Pueden encontrar este reporte central con 83 páginas, 2 Anexos, 17 Cuadros y 11 Figuras, aquí. La versión está en español.
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