Fortalecer una acción coordinada en Latinoamérica y el Caribe y contribuir a la resiliencia frente a las emergencias y los desastres son dos retos principales que afrontan los países para mitigar una situación casi «crítica» por el cambio climático.
Es la segunda región más propensa a desastres en el mundo, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA, por su sigla en inglés). Entre 2000 y 2019 se produjeron 1205 eventos que afectaron a 152 millones de personas. La mayoría de ellos se debieron a causas meteorológicas, climatológicas o hidrológicas. Ejemplos de ello son los efectos de los huracanes Iota y Eta en 2020, que afectaron a América Central y el Caribe. En el extremo opuesto se encuentra la escasez de agua por la disminución de glaciares y las sequías, donde Chile está a la cabeza. Y las crisis sanitarias (Covid-19) también se suman al impacto en el bienestar de la población.
¿Está preparada Latinoamérica?
Este contexto ha puesto de manifiesto la oportunidad y la urgencia de actuar para que los países tengan planes de contingencia que les permita responder de forma rápida y correcta ante desafortunados eventos. Por esto, señala el BID que elaboró un “Conjunto de herramientas para la gestión coordinada de fronteras durante desastres naturales y emergencias”.
“El documento está dirigido a las aduanas y a las entidades de control fronterizo como instrumento para facilitar la entrada y salida de mercancías críticas durante situaciones de emergencias siguiendo las mejores prácticas internacionales en la materia”, apuntó.
Según la información ofrecida por el BID, en muchos países el marco jurídico no incluye disposiciones pertinentes o está desactualizado. La falta de Procedimientos Operativos Estandarizados (POE) bajo el encuadre de un marco de gestión fronteriza coordinada es un impedimento para responder de manera rápida y eficiente. Hay falta de protocolos de comunicación, como también debilidades y vulnerabilidades de infraestructura y equipos de
control en los puntos de entrada y salida que afectan la respuesta ante emergencias.
Teniendo en cuenta ello, el documento está destinado a atender a emergencias, asegurando niveles armonizados y uniformidad regional de los procesos y protocolos adoptados. La digitalización y el desarrollo de capacidades para el personal de aduanas y las partes interesadas se mencionan como clave para mejorar los envíos de socorro.
Así, la publicación se ha estructurado en los seis módulos que se detallan. Módulo A: Marco jurídico, Módulo B: Procedimientos operativos estandarizados, Módulo C: Digitalización, Módulo D: Información y transparencia, Módulo E: Desarrollo de capacidades, Módulo F: Evaluación posoperativa y lecciones aprendidas.
Para su elaboración, la iniciativa tuvo la cooperación de las autoridades aduaneras de la región, así como el apoyo de la Organización Mundial de Aduanas y de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas.
En definitiva, el documento del BID es un paso importante para “salvaguardar el bienestar de la ciudadanía y contribuir a que el desarrollo no se detenga”.
Ayudemos con instituciones públicas sólidas para acotar los efectos negativos de las emergencias. (Documento en español «Conjunto de herramientas para la gestión coordinada de fronteras durante desastres naturales y emergencias»)
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