Con los gobiernos latinoamericanos ocupados en la pandemia, los grupos criminales transnacionales han seguido prosperando, llevando a que, en 2020, el comercio ilícito a nivel mundial alcance más de 2,2 billones de dólares, desde bienes de consumo hasta máscaras faciales y medicamentos. En este marco, la Americas Society, en asociación con el Council of the Americas, impartió un seminario web para discutir la mejor manera de frenar el comercio ilícito y las lecciones que la situación ha enseñado hasta ahora.
El webinar se desarrolló el 20 de abril de 2021 con el tema “El impacto de COVID-19 en las redes de comercio ilícito”. Bajo la moderación de Brian Winter, editor jefe de Americas Quarterly, los oradores cubrieron una variedad de temas, desde el comercio electrónico hasta la necesidad de asociaciones público-privadas y las mejores estrategias para que los gobiernos combatan estas formas de crimen organizado.
Angélica Durán-Martínez, Profesora Asociada de Ciencias Políticas, Universidad de Massachusetts-Lowell, enfatizó tres aspectos que se han manifestado en la pandemia en este ámbito criminal: la diversificación de las carteras criminales, la adaptación de grupos más pequeños en las prácticas de extorsión y la fragmentación de las redes de comercio ilícito.
Luego, Mauricio Vieira, Cátedra de lucha contra el comercio ilícito y la delincuencia organizada transnacional, Universidad para la Paz de Costa Rica, habló de la influencia de las instituciones y dijo que «deberían desempeñar un papel destacado en el suministro no solo de información, sino también de bienes políticos, como políticas de seguridad humana, para proteger a las personas de la pandemia y de las organizaciones criminales».
«La colaboración es clave si queremos soluciones sostenibles a largo plazo contra el comercio ilícito», añadió Fernando Vieira, Director de Asuntos Externos, Philip Morris Brasil, al destacar la importancia de las asociaciones público-privadas en un mundo posterior al COVID-19.
En la oportunidad, el moderador Brian Winter comentó que por la emergencia sanitaria los grupos de comercio ilícito están expandiendo sus operaciones y reclutamientos, y se observa que las pandillas están pasando a segmentos de la economía y del comercio donde antes no estaban presentes.
“Actualmente, se está traficando toda clase de productos ilícitos como mascarillas N95 y vacunas anticovid falsas, alcohol y cigarrillos, entre otros”, detalló Brian Winter. Y preguntó a los expertos cómo se puede persuadir a los gobiernos de que los problemas de las redes de comercio ilícito y los grupos del crimen organizado exigen atención urgente.
La académica Durán-Martínez dijo que el tema debería ser una prioridad, no solo por el tráfico ilícito per se, sino por todas sus implicaciones. Los otros dos panelistas indicaron que los impactos económicos del comercio ilícito, como las pérdidas en la recaudación de impuestos que podrían asignarse a otros programas como salud y educación, deben tomarse seriamente.
Es una oportunidad única para que los gobiernos se hagan cargo de esta situación y traten de construir la colaboración entre el sector público y el privado. Este último tiene los recursos y el sector público, el interés en el cuidado de la sociedad. Además, el sector privado promueve iniciativas para alcanzar áreas a las que el sector público no puede llegar. Existen programas de educación que se podrían implementar en Paraguay, Argentina y Brasil; no se requieren herramientas complicadas.
La colaboración público- privada será clave para cualquier solución contra el comercio ilícito sostenible a largo plazo, insistieron los panelistas.
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