En la Sociedad de la Información, las Administraciones Aduaneras, en particular aquellas que se encuentran fusionadas con los organismos de recaudación de tributos internos, poseen una capacidad y aptitud de la cual muchas veces no son conscientes: el poder de la información.

Por sus sistemas informáticos transitan todos los datos vinculados con los ingresos y egresos de mercaderías del país, y de ellos luego se nutren -de manera diferida y segmentada- otros organismos nacionales para la elaboración de sus políticas económicas y presentación de la información estadística del Comercio Exterior Nacional.

En muchos países, esta circunstancia incide para que las Administraciones Aduaneras sean convocadas y ejecuten una función adicional a las que ejercen habitualmente: la de “Asesores Gubernamentales”, esto es, técnicos especializados en realizar el análisis de datos de comercio exterior y en la implementación de políticas económicas a ellos vinculados.

Las Aduanas poseen la información, están desplegadas en todo el territorio nacional y poseen además el conocimiento y la experiencia de la “trinchera” (conocen las estrategias viables). Qué mejor consejero y aliado al momento de evaluar y concretar una política económica.

Si bien, en muchas oportunidades, funcionarios de carrera aduanera se han desempeñado con mucha solvencia en cargos de relevancia dentro de los Ministerios de Economía, no podemos dejar de mencionar aquí a Don Cristóbal Aguirre, autor de las célebres Ordenanzas de Aduana que rigieron el comercio exterior nacional por más de 100 años y quien, asimismo, se desempeñó luego como Ministro de Hacienda de los Presidentes Mitre y Sarmiento.

Y si viajamos al viejo continente, no podemos pasar por alto que uno de los padres de las Ciencias Económicas, el filósofo Adam Smith, fue Director de la Aduana de Dinamarca.

Pero aquí no nos estamos refiriendo a asumir el rol principal en la toma de decisiones de política económica, sino a que la Administración Aduanera, a través de sus representantes, sea convocada como ENTIDAD TÉCNICA ESPECIALIZADA en COMERCIO EXTERIOR para participar como consejera en la toma de decisiones vinculadas a su “metier”: el flujo internacional de mercaderías.

Tal vez ha llegado el tiempo de agregar una silla más a la mesa de los “political decision-maker´s” e invitar a participar a quienes además de los datos, tienen la experiencia de la operatoria cotidiana. 

No se me ocurre mejor paralelismo que la relación existente entre el médico y el bioquímico, que si bien pueden trabajar por separado, y ni siquiera conocerse, pero qué distintos son los resultados cuando trabajan en equipo como suele suceder en los grandes centros de salud especializados, en donde el médico describe el problema (enfermedad del paciente),  plantea las hipótesis, y son los técnicos quienes le dicen a través de sus análisis empíricos, cuál de sus hipótesis es la adecuada o al menos, la más probable.

De la misma forma trabaja la ciencia en la actualidad. Ya no existe (o existe de manera muy excepcional) el genio iluminado que descubre en soledad la solución a problemas. Hoy se trabaja en equipo, en donde se distribuyen claramente los roles y los beneficios son compartidos. La simple lectura de las revistas especializadas de ciencias naturales (Nature o Science) muestra que ya no existen los “Arquímedes” que mientras se están bañando descubren un método para determinar el volumen de los objetos, o los “Newton”, que ven caer una manzana y deducen la ley de la gravedad. Hoy se trabaja en equipos multidisciplinarios, en donde cada profesional realiza su aporte. Thomas Kuhn lo ha descrito brillantemente en su obra “La estructura de las revoluciones científicas” al hablar de las comunidades científicas.

Pero volviendo a la realidad del comercio Exterior, resulta inadmisible que las Aduanas no se encuentren dentro de lo que habitualmente llamamos la “mesa chica” de las decisiones de política económica internacional.

En el plano internacional, el multilateralismo es el instrumento que ha permitido una convivencia armónica y cooperativa entre los países, sin necesidad de recurrir a conflictos bélicos para solucionar sus entreveros, y en este sentido, de la cooperación multilateral, las Aduanas, a través de la entidad que las agrupa y representa, la Organización Mundial de Aduanas, ha realizado enormes aportes a partir de la multiplicidad de contactos fluidos que mantiene con otros organismos internacionales tales como la OMC, la ONU, el Banco Mundial, el FMI, la OCDE por solo mencionar algunos, y cuyos puntos de vista resultan vitales al momento de evaluar la toma de una decisión de impacto internacional.

En tal sentido, podemos recordar el rol protagónico que tuvo la OMA al momento de definir e identificar los precursores y drogas en la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), o el relevante trabajo realizado con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en la regulación del transporte de materiales nucleares y radiactivos, o los trabajos y estándares acordados con la Unión Postal Internacional (UPU) respecto al Comercio Electrónico Transfronterizo, o las acciones llevadas adelante con la Secretaría de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) para la protección de las especies amenazadas, o con la Cruz Roja para la determinación de los protocolos de actuación en caso de desastres naturales, por solo recordar algunas de las tantas intervenciones en donde las aduanas son convocadas y escuchadas.

Volviendo al plano local, ¿No sería conveniente consultar con la Aduana Argentina antes de tomar una decisión sobre el tratamiento arancelario de las mercaderías? o, ¿la determinación y aplicación de alguna restricción al ingreso o egreso de mercaderías? o, ¿la adopción e implementación de alguna medida de facilitación del comercio?.

Precisamente, esta última pregunta nos recuerda un caso –excepcional- en donde la Aduana Argentina fue incorporada a la mesa de decisiones, pero nunca fue convocada: el Comité Nacional de Facilitación del Comercio (CNFC), creado por Decreto Nro. 535/2019 bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete, pero que hasta la fecha, a cuatro años de su creación, aún no se han reunido (1).

Ahora bien, las aduanas deben prepararse para procesar adecuadamente la información y así poder asumir eficazmente su función de asesoramiento estratégico gubernamental y no limitar su actuación a ser meros ejecutores (algunas veces a regañadientes) de decisiones que se toman en su ausencia y que afectan su diario accionar.

Las aduanas conocen en “tiempo real” lo que se importa y exporta, quiénes son los operadores que están interviniendo, y todos los detalles de cada operación, una cantidad inconcebible de información que sigue siendo en gran medida infrautilizada para la toma de decisiones.

Más aún, con los nuevos avances y tecnologías, las aduanas van a conocer antes del arribo (en muchos casos, ya se realiza) todos los detalles de la operación, para proceder a su control, pero, asimismo, para incorporarla en la base de datos que se pudiera requerir para evitar, por ejemplo, una inundación de productos que pudieren afectar alguna rama de la producción.

Por todo lo manifestado, creo que ha llegado el tiempo de agregar una nueva función a las administraciones aduaneras: la de “Consejeras Gubernamentales”, y para ello, deben estar preparadas y elongando.


  1. Sobre el tema, se sugiere la lectura del siguiente artículo: https://www.academia.edu/29836543/La_necesidad_de_un_enfoque_sist%C3%A9mico_para_el_Comercio_Exterior_Argentino