El ciclo de «ALADI al día» se propuso llevar a cabo un análisis técnico, así como una reflexión crítica y estratégica sobre el sistema multilateral de comercio, en un contexto de cambio de época que desafía nuestras formas de administrar las relaciones comerciales. Este cambio no solo impacta los términos arancelarios, sino que afecta todas las dimensiones relacionadas con el intercambio global y regional. El evento estuvo acertadamente moderado por Sergio Abreu, Secretario General de la ALADI.
De ese modo, referentes de Argentina, Brasil y México participaron en el panel para revisar, desde sus respectivas áreas de expertise, los desafíos actuales. Con una perspectiva técnico-comercial y un enfoque político-estratégico, la conversación buscó formular recomendaciones para los países miembros de la ALADI sobre cómo enfrentar la guerra arancelaria.
A continuación, los aportes destacados de cada intervención.
?? Juan Carlos Baker – México
Durante su intervención titulada “Efectos en el sistema multilateral de comercio”, el ex Subsecretario de Comercio Exterior de México y actual consultor internacional, Baker, ofreció un diagnóstico claro sobre el deterioro progresivo del sistema global.
Planteó que la crisis del sistema comercial no surgió de un momento a otro, sino que venía gestándose tiempo atrás:“Desde el ámbito comercial, muchos de nosotros ya éramos conscientes de que, desde hace algunos años, algo se había quebrado”.
En este contexto, los países latinoamericanos como México, Chile y Perú participaron activamente en tratados modernos y en procesos de apertura comercial, adaptándose a la nueva dinámica global. En cambio, el Mercosur comenzó a mostrar signos de rezago, con estructuras más rígidas y respuestas más lentas a las transformaciones del entorno.
“Todo esto ya estaba ocurriendo, pero lo íbamos gestionando, buscando formas de mantener el comercio activo a pesar de las grietas en la arquitectura institucional global”.
El quiebre más abrupto, indicó, llegó con la primera administración Trump y se profundizó con la pandemia de COVID-19:“La pandemia —y sobre todo lo que vino después— evidenció que muchas de las reglas tradicionales del comercio internacional empezaban a dejarse de lado”.
Conceptos como seguridad nacional pasaron al frente, desplazando al libre comercio. En 2025, remarcó, ya no se trata de percepciones sino de realidades medibles: tarifas recíprocas, guerras comerciales reactivadas, y una creciente desconfianza en las instituciones multilaterales.
Frente a esto, propuso tres escenarios posibles:
- Escenario optimista: los actores globales reconocen los riesgos y acuerdan frenar la escalada, impulsando una reforma real del sistema. “Ya hay señales alentadoras: por ejemplo, el anuncio reciente de una tregua arancelaria entre China y Estados Unidos… Lo relevante es el mensaje de desescalada”.
- Escenario intermedio: los países aceptan que el libre comercio pleno no volverá, y se orientan hacia acuerdos con mayor control estatal, integrando nuevas agendas como lo hacen tratados modernos tipo T-MEC. “Este podría ser el punto donde estamos ahora”.
- Escenario negativo: predomina la lógica de confrontación, se intensifican las guerras comerciales y los países medianos quedan atrapados.“El objetivo ya no es hacer crecer el pastel para repartirlo, sino proteger lo que ya se tiene”.
En su conclusión, Baker advirtió que el futuro del comercio internacional no está sellado, pero dependerá de la voluntad colectiva para evitar la fragmentación: “Lo que ocurra dependerá de nuestra capacidad para dialogar, construir consensos y recordar que el comercio, más allá de los aranceles, es una herramienta para el desarrollo y la cooperación global”.
?? Ricardo Sennes – Brasil
El especialista en escenarios políticos y económicos, y en la formulación e implementación de políticas públicas, Sennes, abordó el tema “La región ante el nuevo escenario económico y comercial”. En su análisis, destacó dos grandes dimensiones de transformación: por un lado, el desmantelamiento del sistema multilateral; y por otro, la diversificación de las estrategias de inserción internacional adoptadas por los países de la región.
1. El debilitamiento del multilateralismo global. En sintonía con lo expresado por el experto mexicano, Sennes subrayó que “estamos claramente en un momento de desmantelamiento de algunos sistemas multilaterales de gestión de temas internacionales”, no solo en el marco de la ONU, sino también en el ámbito del comercio global. Según explicó, organismos como el Banco Mundial o la OMC enfrentan una pérdida de relevancia. “Todo el sistema que ha sido creado de una gestión más o menos cooperativa después de la Segunda Guerra está en los últimos años más o menos caminando hacia una crisis”.
Este retroceso no responde a una estrategia de reforma o ajuste, sino a una actitud más destructiva: “La proposición de las principales potencias (…) no es para una reforma, un cambio, un ajuste de estas instituciones multilaterales, pero básicamente para, posiblemente, un momento de aún más crisis”.
2. América Latina frente a un mapa internacional fragmentado.Sennes identificó cuatro subregiones diferenciadas dentro de América Latina, con distintas lógicas de inserción global: México (vinculado estrechamente a EE.UU. y Canadá), América Central y el Caribe, el norte de Sudamérica (Colombia, Venezuela, Ecuador), y el sur del continente (Brasil, Argentina, Chile). “Son cuatro áreas con cuatro impactos económicos y políticos distintos por cuenta de la proximidad mayor o menor con Estados Unidos, pero también por su inserción internacional”.
3. Las dos corrientes en la política exterior de EE.UU. Durante el gobierno de Donald Trump, Sennes distinguió al menos dos corrientes principales:
- Por un lado, los nacionalistas comerciales puros, que ven el comercio desde una óptica mercantilista: “El objetivo principal de los países es superar el comercio de bienes”. Esta visión es, para Sennes, “muy extraña para una economía del conocimiento”.
- Por otro, los hawkish, sectores centrados en la seguridad nacional con una visión geopolítica más beligerante: “Están mirando para un confronto militar en los próximos 10 años que va a tener posiblemente a China como el principal enemigo”.
Ambas corrientes coinciden en una erosión del orden multilateral: “Vamos a tener al final de este proceso un mundo donde (…) va a tener una secuencia de negociaciones bilaterales (…) con mucho más restricciones, aranceles y barreras no arancelarias”.
4. Riesgos para América Latina Sennes advirtió que la región enfrenta un entorno adverso para su desarrollo y destacó que un sistema internacional más frágil afectaría negativamente a América Latina a largo plazo, dado que faltan reglas claras y foros efectivos. También expresó su preocupación por la falta de gobernanza en temas clave de la economía del conocimiento, como la inteligencia artificial, la transmisión de datos y el manejo de datacenters, lo que seguirá generando obstáculos para su desarrollo.
5. Una inserción económica asimétrica y vulnerable. Por último, analizó la relación de América Latina con las grandes potencias. En el caso de Brasil, por ejemplo, si bien el comercio con China es importante, “está enfocado en tres productos, no es un intercambio amplio (…) es básicamente tres commodities”. Mientras tanto, China avanza con inversiones tecnológicas y estratégicas en múltiples sectores. Las relaciones con Europa son “más equilibradas”, y con EE.UU., aunque representan un menor volumen de comercio, tienen “un poco más de equilibrio”.
?? Andrés Malamud – Argentina
El investigador principal del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa organizó su exposición en dos ejes: qué ocurre en el mundo y cómo impacta eso en América Latina. Señaló que atravesamos una transición hegemónica, donde una potencia declinante (EE.UU.) es desafiada por una emergente (China). Sin embargo, añadió un factor novedoso: el autosabotaje de la potencia dominante, que erosiona el sistema desde adentro (fenómeno que se profundizó con Trump). Y consideró la región en base a :
1. Geografía. Reivindicó la importancia del lugar que ocupan los países en el mundo: la geopolítica —la articulación entre espacio y poder— define quién accede al desarrollo. Afirmó que América Latina no se ha desarrollado, en parte, porque no se le ha abierto la puerta, a diferencia de países como Alemania, Japón o Corea del Sur que sí recibieron apoyo internacional.
2. Demografía.Latinoamérica “está envejeciendo antes de hacerse rica”, perdiendo el beneficio del bono demográfico. Aunque mejor posicionada que África, su futuro depende de la relación con los países desarrollados, que son quienes pueden abrir la puerta al desarrollo. Subrayó que ni el aislamiento ni el desconecte favorecen.
3. Bifurcación.Describió una división estructural en América Latina: una parte más alineada con Estados Unidos (México, Centroamérica), y otra con China (Sudamérica), especialmente por la demanda de commodities. Esta fractura condiciona que no haya una estrategia común regional.
4. Perspectivas.Calificó a América Latina como el continente de la mediocridad: ni trágica ni prometedora. Con tasas de crecimiento promedio, no logra avanzar significativamente en desarrollo. Aun así, en un mundo cada vez más turbulento, la estabilidad relativa latinoamericana podría ser una forma de consuelo o incluso una ventaja.
5. Heterogeneidad. Presentó un esquema con cuatro grupos de países según estabilidad política y crecimiento económico. Resaltó que Uruguay, Chile, Panamá y Costa Rica combinan crecimiento y estabilidad. En el otro extremo están países con baja estabilidad y bajo crecimiento, como Venezuela. Casos intermedios como Perú o Argentina muestran estabilidad institucional parcial con economías frágiles.
Malamud concluyó que no hay una receta única para la región, dada su heterogeneidad. Además, los países que mejor funcionan son pequeños, pero no tienen poder de arrastre. Sostuvo que “mientras Argentina, Brasil y México no se vuelvan motores económicos y democráticos sólidos, la integración regional seguirá siendo difícil, ya que los países más estables tienden a alejarse de los inestables, no a integrarse con ello”.
Reflexión final: ¿Cómo pueden responder los países miembros de la ALADI ante una guerra arancelaria?
En el escenario global cada vez más tensionado por disputas comerciales, la integración regional deja de ser un fin en sí mismo para convertirse en una herramienta estratégica, flexible y orientada a resultados.
Desde Argentina, el politólogo Andrés Malamud propone tres claves: “anclar la agenda externa en socios estables” como la Unión Europea, “aprender de modelos bilaterales exitosos” como el de México con Estados Unidos, y “no abandonar la construcción regional”, incluso si los avances deben ser graduales y específicos.
Desde México, el ex subsecretario de Comercio Exterior Juan Carlos Baker subraya que, por el tamaño de las economías latinoamericanas, “mirar hacia afuera” es condición necesaria para el crecimiento. Su país, que ha consolidado una “negociación asimétrica con una potencia”, puede ofrecer un modelo para explorar vías bilaterales “sin renunciar a lo regional”.
Ricardo Sennes, analista brasileño, insta a la cautela debido a las «limitaciones estructurales en los liderazgos regionales» y propone una agenda «parsimoniosa pero posible». Destaca a Europa como el socio con «menor costo político y mayor previsibilidad», y sugiere que la integración se enfoque en áreas estratégicas como infraestructura logística, economía digital y manejo de datos.
En definitiva, como resume Malamud ,“atarse a acuerdos sólidos” -como el que se negocia con la Unión Europea- puede ser, al igual que el mástil de Ulises, la clave para “navegar con rumbo en medio de las tormentas globales”.
Aduana News es el primer periódico argentino de aduanas en lanzar su versión digital. Con 20 años de experiencia, sus publicaciones e iniciativas apuntan a facilitar el conocimiento más relevante de las cuestiones aduaneras a fin de contribuir con el comercio seguro en la región.